El poder sin explotar del buceo: Mapeando la riqueza submarina de México
Cómo Atlas Aquatica está cartografiando el verdadero valor del buceo en México y más allá: descubriendo su potencial para transformar las economías costeras, los ecosistemas y la protección marina en todo el mundo
Las grandes ideas a menudo surgen cuando menos lo esperamos. Para el científico, conservacionista, fotógrafo, National Geographic Explorer, y ávido buceador Octavio Aburto, su momento de lucidez llegó en la bañera.
Era 2018. Mientras reflexionaba sobre más de 30 años de buceo alrededor del mundo, especialmente en su país natal, México, algo hizo clic. Se dio cuenta de que había explorado innumerables sitios, pero nunca había visto un solo mapa de ellos. Ni para México. Ni para el mundo.
Y entonces surgió la gran pregunta:
“Si ni siquiera sabemos dónde están todos los sitios de buceo, ¿cómo podemos conocer el verdadero valor de toda la industria del buceo?”

Esa pregunta desató el inicio de Atlas Aquatica. La iniciativa, que combina ciencia, participación comunitaria, buceo y datos, está ayudando a las comunidades costeras de México a proteger los recursos marinos y a construir economías locales regenerativas.
Trazando lo inexplorado: Una nueva narrativa
Octavio consiguió una beca y reunió a un equipo de jóvenes científicos para empezar a cartografiar lo no cartografiado. Recorrieron Internet en busca de lugares de buceo y se pusieron en contacto con más de 260 tiendas de buceo en todo México para crear el mapa más preciso posible. Tras realizar encuestas económicas—preguntando sobre las operaciones de las tiendas, los precios y los clientes—el equipo empezó a comprender el valor real que había detrás de los datos.
Los resultados sorprendieron incluso a Octavio.
Sus encuestas revelaron que la industria del buceo en México generaba 725 millones de dólares anuales—25 millones de dólares más que toda la industria pesquera del país, tanto artesanal como industrial combinada.

Desde un momento de tranquilidad en una bañera hasta una idea innovadora, la epifanía de Octavio no solo remodeló la narrativa en torno a la economía oceánica de México, sino que también planteó interrogantes globales más amplios sobre el potencial del sector del buceo para impulsar economías costeras regenerativas e impulsar una conservación marina eficaz.
Una industria joven, una fuerza sin explotar
Las noticias de la publicación de Octavio empezaron a difundirse. Aunque algunos estudios habían explorado el valor económico de especies concretas—como los tiburones y las rayas en las Bahamas—todavía no existía un mapa global ni datos que capturaran el verdadero valor de los sitios de buceo en todo el mundo.
Con el apoyo de National Geographic Pristine Seas, el equipo de Octavio se propuso cambiar eso. Recorrieron la web en busca de tiendas y negocios de buceo en todo el mundo, al tiempo que calculaban el valor económico global anual de la industria del buceo para el turismo marino.
“Estos estudios iniciaron una nueva narrativa,” explica Octavio. “Todo el mundo empezó a ver: ‘Vaya, este es un sector económico poderoso, pero en realidad no está participando en la conservación de los océanos’. Y empezamos a preguntarnos: ¿Por qué no?”
Lo que descubrió el equipo de Octavio fue que el sector del buceo—aún relativamente joven, ya que solo se popularizó en las décadas de 1950 y 1960 tras los innovadores documentales de Jacques Cousteau—seguía estando en gran medida desorganizado.
A diferencia de industrias más antiguas y consolidadas como la pesca, el buceo carecía de cooperativas, federaciones o sindicatos que pudieran participar en la política, influir en la protección marina o amplificar su voz política.
“Si mi país está dispuesto a imaginar un futuro en el que las actividades extractivas y no extractivas estén equilibradas”, comparte Octavio, “—si reconoce que lugares como La Paz o Cozumel prosperan gracias a una economía que no se basa en la extracción del océano, sino en llevar a la gente a bucear en los arrecifes y a ver tiburones ballena, generando entre el 80 y el 90 por ciento de la economía local—entonces cambiamos el paradigma”.
Organización para el Océano
Octavio y Atlas Aquatica están trabajando precisamente en eso: cambiar el paradigma. Su misión es organizar, reconocer y modernizar el sector del buceo, creando una voz unificada que pueda influir en las políticas, asegurar protecciones y apoyar los medios de vida costeros.
Hoy en día, Atlas Aquatica forma parte del Decenio de las Naciones Unidas de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible. En el centro de su trabajo hay una idea poderosa: el buceo no es solo exploración, es conservación.
Al cartografiar los principales sitios de buceo, la iniciativa destaca su valor ecológico, cultural y económico, garantizando que las comunidades locales tengan acceso a la ciencia y la visibilidad necesarias para proteger sus patios traseros oceánicos y sus medios de vida.

También están siendo pioneros en el concepto de Áreas de Prosperidad Marina—un marco que alinea la restauración ecológica con el bienestar humano, demostrando cómo la conservación y la prosperidad económica pueden ir de la mano.
El mapa global, un esfuerzo masivo e intrincado, se encuentra ahora en sus etapas finales antes de su publicación, pero Atlas Aquatica no ha hecho más que empezar. Hasta ahora, la iniciativa ha ayudado a formar cuatro cooperativas de buceo en México, ha contribuido a la protección de más de seis millones de hectáreas de territorio marino y ha supervisado más de 100 sitios de buceo.
Porque cuando la naturaleza prospera, las economías costeras la siguen. Y pocas industrias lo demuestran más claramente que el buceo.
“Ya existen sitios de buceo que generan ingresos, no necesitamos convencer a nadie de eso”, dice Octavio. “Lo que necesitamos es animar a la gente a organizarse. Al hacerlo, pueden fortalecer tanto sus economías locales como la industria del buceo en su conjunto. Si el sector del buceo obtiene el mismo reconocimiento que otras industrias, entonces los sitios de buceo estarían protegidos, no solo para la conservación, sino también para apoyar y sostener la propia industria”.
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